Si me alcanza el olvido, la desidia o la pena,
Si mi lápiz se tuerce entre mis dedos tibios,
Me apartaré obediente del camino de rosas
Y entraré en la maleza de rastrojos y espinos.
Romperé las canciones y lloraré la ausencia
De los días de vino, amapola y jazmín.
Me sentaré en la roca desnuda y en la niebla
Hablaré con la niña que siempre habita en mí.
Puede que la mañana me sorprenda dormida
Sobre una yerba fresca, plácido y sonriente
Mi rostro descansado verá de nuevo el día,
Deseosa mi boca de beber de la fuente.
Su agua cristalina despertará mi alma,
Paloma que aletea como animal feroz,
Presurosa y valiente, llevada por las ansias
Encontraré entre todas las palabras, amor.
Y volverán de nuevo la alegre primavera,
El canto de los pájaros y el verdor de los pinos.
Un tibio beso suave, ligero y transparente,
Una mano caliente y un secreto camino.