Duras sogas al alto mástil atan
Los anhelos, las mieles, los licores,
Los sueños, los misterios, los sabores
Que sólo audaces y valientes catan.
Y la sordera a rudos marineros
Sume en el sinsabor de la rutina
Ansiosos de alcanzar la vespertina
Muerte de ausencias, vida de embusteros.
Muchos no oirán jamás melosas voces
Del fondo, de los riscos y las peñas
Cuando lleguen alegres y risueñas.
Mas tú entre todos fuiste el elegido
Para oír cantar los sueños imposibles
De sirenas de mares apacibles.