Tendida en un mullido suelo de hojas silvestres,

Y que un tibio calor acaricie mi cara

Mientras oigo el fluir sonoro de una fuente.

Me gusta pasear entre los grandes árboles,

Observar las hormigas que alegres serpentean,

Sentarme en las placitas en las hermosas tardes,

Y refrescar mis pies en alguna ribera.

La noche de verano, la gente por las puertas,

El cielo estrellado y el canto de los grillos,

Y dormir cada día pegadita a tu vera,

Y contemplar tu eterna sonrisa de chiquillo.