Qué pena me da cuando me elevo,
cuando veo mis pies alejarse
y en mi pelo crece una cabeza,
y el tiempo es una cereza.
Qué pena me da cuando muero
y veo mis amigos con flores,
y yo con zapatos brillantes,
y yo con zapatos brillantes.
Qué pena me da cuando observo
la soledad, ausente,
la gente corriente,
el agua en sus manos, y la queja en sus cejas.
Que pena me da cuando me hablas,
desde la lejanía.
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